miércoles, 1 de junio de 2011

ANALISIS DEL LIBRO DE LOS JUECES. (SHOFTIM)


Autor:    Desconocido; la tradición atribuye el libro a Samuel.

Tema Principal:    La historia de Israel durante los 14 jueces. Describe una serie de caídas en la idolatría por parte del pueblo de Dios, seguidas por invasiones de la Tierra Prometida y la opresión causada por sus enemigos.
La narración se centra alrededor de las personalidades de los jueces que fueron levantados para ser libertadores de Israel. Se resalta especialmente en el registro el lado oscuro del panorama.
Un estudio de las fechas parece mostrar que el pueblo mantuvo una lealtad exterior al Señor un período de tiempo más largo que lo que podría indicar una lectura casual del libro.

El libro
Con el nombre de jueces (hebreo, shoftim) se disgna en el AT a una serie de personajes que se esforzaron por dirigir al pueblo y mantenerlo a salvo de la hostilidad y el dominio de sus vecinos.  Estos personajes vivieron durante el período comprendido entre la muerte de Josué y los años inmediatamente anteriores al inicio de la monarquía de Israel (s. XIII-XI a.C.). Más que jueces en el sentido estricto de administradores de la justicia, eran héroes que de modo ocasional guiaron a las tribus israelitas en su lucha por permanecer en los territorios conquistados (2.16).

De hecho, la raíz verbal de donde procede el sustantivo hebreo traducido por juez encierra también los significados de guía, dirección y gobierno. Y es muy probable que la idea de gobernar sea la original, y que de ella se haya derivado la de juzgar, dado que la judicatura es una responsabilidad inherente al gobernante o al aparato de gobierno.
El libro de Jueces (=Jue) narra algunas de las acciones de guerra en las que aquellos héroes acaudillaron a una o más de las tribus de Israel. En situaciones difíciles, cuando enemigos externos hicieron peligrar la supervivencia del pueblo en Canaán, «Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró» (3.9). Aunque el carácter militar de estos jueces ed evidente, el libro pone de relieve que todos ellos actuaron como instrumentos del Señor, suscitados y movidos por su Espíritu para llevar a cabo una misión especial, en un preciso momento y por un tiempo limitado. En las hazañas que realizaron se reveló siempre el poder de Dios, que, pese a las frecuentes actitudes reprobables de los israelitas, nunca dejó de cuidarlos con solicitud paternal y de sostenerlos para que no sucumbieran víctimas de sus vicisitudes.
En la descripción de estos personajes no existe un patrón común de identificación. Así, Débora se distingue como una profetisa que, al pie de una palmera, gobierna al pueblo y atiende a quienes solicitan su mediación en casos de litigio (4.4–5); Gedeón es un campesino de humilde extracción social (6.11); Jefté, hijo de una prostituta, capitaneó, al parecer, una banda de malhechores (11.1,3); y Sansón, el joven celebrado por su excepcional fortaleza física (16.3), no sabe resistirse a los encantos de una mujer filistea (16.17).

Contenido del libro
La historia de los jueces se reduce en el libro a una serie de narraciones episódicas e inconexas. Y el tratamiento que reciben los protagonistas es muy desigual, pues mientras que a unos pocos se les dedican varios capítulos (Débora, Gedeón, Jefté, Sansón y Micaía), de otros solo se menciona el nombre, acompañado, si acaso, de una brevísima noticia personal (Otoniel, Aod, Samgar, Tola, Jair, Ibzán, Elón y Abdón).

Se ha observado, en cambio, que los episodios registrados en Jueces se ajustan a un cierto modelo redaccional, en virtud del cual nos es dado percibir una especie de visión global de la época de referencia. Dicho modelo, generalmente definido como «esquema de cuatro tiempos», es como sigue:
Primer tiempo: Fidelidad del pueblo. Bajo el caudillaje de un juez que gobierna o dirige, el pueblo se mantiene fiel al Señor y vive un período de paz y de prosperidad (3.11,30; 5.31; 8.28).
Segundo tiempo: Infidelidad del pueblo. A la muerte del juez sobreviene una etapa en que los israelites vuelven «a hacer lo malo ante los ojos de Johová» (4.1; 13.1), se apartan del Señor y van «tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores» (2.12–13; 3.7; 10.6).
Tercer tiempo: Enojo de Dios. La infidelidad de Israel provoca la ira del Señor, que los entrega en manos de sus enemigos (2.14,20–21; 3.8; 4.2; 10.7).
Cuarto tiempo: Arrepentimiento de Israel. Sometidos a la opresión de sus vecinos, los israelitas lamentan haber sido infieles al Señor. Arrepentidos, suplican su auxilio (3.9,15; 4.3; 6.6), Israel recupera la libertad y vive tranquilo durante cuarenta años (3.11; 5.31; 8.28; por excepción, en 3.30 se lee ochenta años, que equivale a dos veces cuarenta años). Al cabo de ese período en que "reposa" el país, comienza el ciclo de nuevo.

Referencias Proféticas: El anuncio a la madre de Sansón de que ella daría a luz a un hijo que guiaría a Israel, es una figura de la anunciación a María sobre el nacimiento del Mesías. Dios envió a Su Ángel a ambas mujeres y les dijo que ellas “concebirían y darían a luz a un hijo” (Lucas 13:3; Lucas 1:31) quien guiaría al pueblo de Dios.


La compasiva liberación de Dios a Su pueblo, a pesar de su pecado y de haberlo rechazado, presenta una ilustración de Cristo en la cruz. Jesús murió para liberar a Su pueblo – a todo aquel que cree en Él – de sus pecados. Aunque la mayor parte de los que lo siguieron durante Su ministerio, eventualmente se alejarían y lo rechazarían, Él aún permaneció fiel a Su promesa y fue a la cruz a morir por nosotros.


Aplicación Práctica: La desobediencia siempre atrae el juicio. Los israelitas presentan un ejemplo perfecto de lo que no debemos hacer. En lugar de aprender de la experiencia de que Dios siempre castigará la rebelión contra Él, ellos continuaron desobedeciendo y sufriendo el desagrado y la disciplina de Dios. Si continuamos en desobediencia, atraeremos la disciplina de Dios, no porque Él disfrute nuestro sufrimiento, sino “… porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.” (Hebreos 12:6).

El libro de Jueces es un testamento de la fidelidad de Dios. Aún “Si fuéremos infieles, Él permanece fiel” (2 Timoteo 2:13). Aunque fuéremos infieles a Él, como lo fueron los israelitas, aún Él es fiel para salvarnos y preservarnos (1 Tesalonicenses 5:24), y perdonarnos cuando buscamos ser perdonados (1 Juan 1:9). “el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” (1 Corintios 1:8-9).

Esquema del contenido
1. Introducción general al período de los jueces (1.1–3.6)
a. Los israelitas se establecen en Cannaán (1.1–2.5)
b. Síntesis histórica del período de los jueces (2.6–3.6)
2. Los jueces de Israel (3.7–16.31)
a. De Otoniel a Samagar (3.7–31)
b. Débora, la profetisa (4.1–5.31)
c. Gedeón y Abimelec (6.1–9.57)
d. Tola y Jair (10.1–5)
e. Jefté (10.6–12.7)
f. De Ibzán a Absón (12.8–15)
g. Sansón (13.1–16.31)
3. Apéndices (17–21)
a. El sacerdote Micaía y los danitas (17.1–18.31)
b. El levita y su concubina. La querra contra los benjaminitas (19.1–21.25).

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Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
La Biblia de Referencia Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática # 4213